Solo espero una muerte rápida,
sin dolor, sin violencia,
que me lleve lejos, fuera de la jaula de oro.
Que mi alma se libere sin más
del insoportable peso de mi cuerpo
y del lastimoso lastre de mi conciencia.
Solo espero una muerte suave,
que me lleve de la mano
cuando mi cabeza toque la almohada
para dormir el último sueño.
Cuando el último sentimiento
se libere con el último latido,
y el último pensamiento vuele;
cuando se duerna mi conciencia,
quiero sentir que estoy realmente vivo.
Me sentiré feliz, seré testigo;
veré sin que me vean, oiré sin que me oigan.
Seré afortunado si al recordarme
sonríe un amigo.
Solo espero una muerte rápida,
sin tragedias, sin testigos.
Y que solo quede de mi una cosa,
los versos de esta mano
y de esta pluma con la que escribo.
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