martes, 22 de marzo de 2011

LOS ZAPATOS ROJOS DE PEPA COSTA

Estaba en una época dificil. Su juventud se diluía en la rutina, se iba quedado por el camino. Pero sentía que aún le quedaban inquietudes, aún le quedaba fuego en el alma. Aún no le había llegado a la tranquilidad olvidadiza de la vejez.
Su cuerpo se desmoronaba, y ella lo sabia, pero al mismo tiempo era, ya, su amigo, su compañero en tantas batallas, ganadas o perdidas, ¡Qué más da¡...estava en paz con él.
En este sube y baja continúo pasaba su vida.
Aquel dia decidió hacer limpieza, los armarios lo necesitaban.Se lió un pañuelo a la cabeza y... ¡todo fuera¡.
Parecía que en el armario estuviese, escondida, toda su vida.Camisones de recién casada, prendas de embarazada, toquillas y vestiditos de sus hijas, trajes que en su dia fueron modernos, hoy...para baile de disfraces. Y zapatos, montones de zapatos...altos, bajos, con punta, sin punta y entre todos ellos sus "zapatos rojos".
¡Cuantos recuerdos¡ eran de un rojo brillante, intenso, con un tacón alto, de 12 cm. Cuando se los compro le dijeron que estaba loca, pero, que felicidad cuando se los ponía. Se sentía mas alta, más guapa, mas deseada... aunque le destrozaran los pies.
Recordó también como poco a poco fue dejando de ponérselos, embarazos, hijas pequeñas que llevar al brazo o cogidas a sus faldas, no había tampoco muchas ocasiones para lucirlos, enfermedades, dientes que salen, trabajo y cansancio, no eran lo mas adecuado para 12 cm de tacón.
En medio de tantos recuerdos tomo una decisión:¡los tiraría¡ en su vida ya no había lugar para aquellos tacones, su vida ahora era tranquila, confortable, cómoda, como aquellas zapatillas que llevaba.
Mas tarde cuando ya había puesto orden en aquel caos de recuerdos, se sintió contenta, los armarios estaban en orden y su vida también, todo estaba en su sitio, y el futuro que le esperaba era agradable y acogedor.
Cuando llegó él, fu contenta a esperarlo, todo era entrañable, cotidiano, ahora cenarían con sus hijas, después leerían o verían la televisión o simplemente dormirían delante de ella.
todo esto pensaba, cuando algo la hizo volver a la realidad ¿qué le decía? ¿Que era lo que tanto había llamado su atención?
¿Que dices, cariño?
Te decía que, porque nunca te pones, ya, aquellos zapatos rojos que tanto me gustaban.

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